El narcotraficante Rafael Caro Quintero, capturado el viernes en el noroeste de México para su extradición a Estados Unidos por la tortura y asesinato de un agente de la DEA en 1985, no será trasladado a ese país de forma inmediata, según determinó un fallo judicial publicado el lunes.
Un juez mexicano concedió un amparo al capo para evitar su expulsión del país hasta que se haya concluido el procedimiento de extradición correspondiente y determinó que debe permanecer donde se encuentra ahora, una cárcel de máxima seguridad al oeste de la capital mexicana. Tras la detención, Estados Unidos anunció que buscaría su “extradición inmediata” y el sábado comenzó el proceso legal con ese fin pero, los abogados de Caro Quintero presentaron recursos para intentar retrasar su traslado.
Por otra parte, el mismo lunes el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que la captura de uno de los fugitivos más buscados por el FBI fue fruto del trabajo de la inteligencia mexicana, lo que según él demuestra que México ya no protege a criminales.
“Si hay una orden de aprehensión se tiene que ejecutar y si se pide apoyo al gobierno (mexicano) se ejecuta, sea quien sea, es un asunto de rutina, no hace falta que (las fuerzas armadas) me consulten”, afirmó el mandatario en su conferencia de prensa diaria.
“¿No lo ubicó la DEA y le dijo a la Marina?”, preguntó una reportera. “No", contestó tajante. “Y mucho menos elementos (extranjeros), ya no es como antes”. Agregó que fue un trabajo de inteligencia de la Secretaría de Marina que llevó a cabo “toda la investigación y la aprehensión”.
Caro Quintero, de 69 años, fue capturado el viernes en la montaña en su estado natal, Sinaloa, en un operativo de la Marina y la fiscalía federal. Catorce marinos que participaban en labores de resguardo de la operación murieron al desplomarse su helicóptero por causas que todavía se investigan.
El capo era buscado por Estados Unidos desde que en 2013 fue liberado de una cárcel mexicana por un aparente error judicial después pasar casi tres décadas encarcelado por el asesinato de un agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, y de un piloto mexicano, un fallo que se revirtió después pero que indignó a Washington y tensó las relaciones entre ambos países.
La actividad de agentes estadounidenses en territorio mexicano siempre ha sido un tema espinoso entre los dos países y la relación de la DEA y el gobierno de López Obrador se tensó hace más de un año con la aprobación de una ley que limitaba sus operaciones.
Sin embargo, la captura de Caro Quintero fue celebrada por altos funcionarios del país vecino y Anne Milgram, titular de la DEA, dijo que era fruto del trabajo conjunto aunque desde la embajada en México se aclaró después de que no hubo personal participando en el operativo táctico.
López Obrador reconoció el lunes que existe cooperación regular entre los dos países y que las autoridades estadounidenses participan “cuando se requiere”, por ejemplo, con drones, pero aclaró que este no fue el caso.
El proceso legal de extradición de Caro Quintero inició el sábado cuando le notificaron su situación jurídica y los cargos en su contra, delincuencia organizada, asociación delictuosa y secuestro y homicidio de un funcionario estadounidense. Ese mismo día, sus abogados presentaron los primeros amparos.
Caro Quintero era considerado uno de los padrinos del narcotráfico mexicano y aunque las autoridades dicen que había vuelto a la vida delictiva no tenía el mismo poder que en las décadas de los 70 y los 80 cuando era uno de los principales traficantes de drogas a Estados Unidos.
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