Esta noticia, sin duda, es muestra de la masculinidad tóxica dentro del deporte, y de las reacciones violentas que normalizamos y que pueden derivar en la pérdida de una vida, tal como sucedió en este caso.
Un jugador de futbol mató a un árbitro durante un partido en Guadalupe, Nuevo León, después de que ambos tuvieran una discusión y éste respondiera de forma violenta hiriéndolo de gravedad en la cabeza, provocando su muerte a los pocos días.
El suceso fue durante un partido de futbol amateur (o una “cascarita” como suele decirse), ya que no era un partido profesional. Durante el encuentro, Jonathan Alejandro Orozco de 23 años (responsable del siniestro) comenzó a discutir contra el juez central cuyo nombre no ha sido revelado, cuando aparentemente lo empujó de una manera violenta provocando que cayera impactando su cabeza.
De acuerdo con el diario Milenio, la víctima fue apoyada por la clínica del municipio, y falleció a los pocos días. Por su parte, Orozco fue detenido de manera inmediata y será procesado por las autoridades para establecer su situación legal actual y saber si será encarcelado por homicidio involuntario.
Nos gustaría estar sorprendidos por la noticia, pero es común que en México –particularmente en los partidos amateur– haya violencia entre los jugadores y los jueces encargados de mantener la legalidad de los partidos.
Los ánimos suben de más y los jugadores comienzan a buscar pelea sintiéndose insatisfechos por las decisiones de los jueces o la actitud del otro equipo. Es una prueba más de la violencia desmedida, síntoma del machismo en México el cual les dicta que si actúan con golpes, se sentirán mejor o demostrarán sus capacidades, cuando no es así.
Este tipo de enfrentamientos y peleas suele terminar con alguien perdiendo la vida. Este es sólo un caso aislado, pero sin duda nos hace pensar sobre la violencia y cómo nace dentro de un contexto que –supuestamente– se enfoca a la diversión. ¿Acaso no saben controlar sus emociones?
Con información de GQ
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