Opinión no pedida
Por: Redacción Red Yukas
Jorge Carlos Ramírez Marín tomó una decisión basada en sus principios: no aliarse con el máximo enemigo. Sin embargo, la idea de que Ramírez Marín se vaya del PRI no es nueva. Recordemos que fue el único tricolor que ganó una elección a nivel federal en un año donde se advertía ya la debacle el partido era inminente ante el hartazgo de le gente y la falta de liderazgos adecuados.
Por eso, cuando el martes pasado anunció que “no apoyaría a su partido” en las elecciones del 2024 sin importar que fuera o no el abanderado de la llamada Cuarta Transformación (agrupación política que aglutina a los partidos Morena, Verde Ecologista de México y del Trabajo, aunque pueden sumarse más) no debió sorprender a nadie más allá de quienes creen que pueden vivir de viejas glorias y no se esfuerzan en trabajar. Peor aún, de aquellos a quienes les viene fácil aliarse con el Barcelona de su Real Madrid.
Quienes hoy lo llaman “Judas” lo hacen sangrando de la boca. Son aquellos que han traicionado más al PRI en los últimos 5 años aprobando cada préstamo y cada acción en perjuicio de la ciudadanía que le ha ocurrido al PAN y a sus altas jerarquías.
Y ahí están, sin embargo, llamando a “El Gordito” incongruente y pidiéndole que abandone la Senaduría que el ganó, casi solo, pues le impusieron a Verónica Camino (ahora en Morena) y aún así, con trabajo, reputación y cercanía, y sabiendo que tenía que ganar la elección para acceder a la Cámara Alta, hizo una campaña por y para el PRI, rodeado de personas en las que confiaba en ese momento y que buscaban conservar el mandato en Palacio de Gobierno.
No, Ramírez Marín no es Luis Figo. No se fue por unas monedas sino porque entendió que era el momento de luchar por la gente y desde el desvirtuado y desvalorizado PRI no iba a lograrlo.
No hay certezas en este mundo y por ello, no se sabe si JCRM va a ser el abanderado de la 4-T (que no de Morena, porque el representa al PVEM), pero sí se sabe que apoyará este movimiento desde su trinchera y, como se ha dicho por propios y extraños, siempre en favor de los yucatecos.
Por eso, cada que veas una bandera de Yucatán ondeando tienes que pensar en Ramírez Marín, ya que él fue quien impulsó la reforma constitucional que permitió a los Gobiernos estatales usar símbolos propios, como el estandarte y el himno de cada región.
Y como siempre, los yucatecos nos preocupamos más por lo del vecino que el propio vecino. Y es que quien debió temer por la llegada de RM al Verde era el diputado Mario Peraza, pues le representa competencia directa en el proceso. Pero este personaje, como muchos en Morena, en el Verde y en el PT lo recibieron con los brazos abiertos y en el caso de Peraza, hasta bailando la icónica canción de “El Gordito Marín” (aquella que, a 2 años de distancia de aquella campaña sigues cantando).
Repito: la clave de Ramírez Marín es la congruencia. Es ir de frente al asunto, no matizarlo con una “oposición” al servicio de las cúpulas estatal y municipal de los gobiernos panistas. Más vale ser directo y decir “me voy, ya no me gusta el pozole de este restaurante” a decir que “me quedo, pero como de lo que me den y digo que todo está muy rico”.
Por eso, quienes han apoyado a Ramírez Marín en las calles, en los municipios, lo seguirán. Porque, parafraseando a un gran perdedor de dos elecciones para alcalde, “los partidos pasan, pero la gente permanece” y quienes lo quieren lo hacen por lo que representa, por ser él, no por ser priista, sino por ser “El Gordito Marín”.
Porque las clínicas que ha erigido no tienen ni un solo color (ni siquiera en la fachada) partidista, al contrario: son una muestra de que el político no está para servirse, sino para servir. Porque quienes acuden a diario a las “Wilma Marín” no ven un anuncio de algún gremio partidista, sino ven lo que un hombre congruente y leal a ellos hace.
A Ramírez Marín le vienen días intenso de trabajo. Si queda entre los 6 finalistas del proceso, será un mes donde a diario le inventarán algo los mezquinos y cortos de propuestas. Porque la descalificación es el arma predilecta de quienes no tienen argumentos y estoy seguro que los rivales buscarán injuriar con calumnias y perjurios.
Pero la fortaleza que le da el desayunar en “El Pavo Feliz” será clave en el proceso y le permitirá zanjear todo, aún sin la certeza de ganar. Y al final, si no es el elegido, su clase le hará apoyar a quien quede y, como dijo al anunciar su renuncia al PRI, apoyar a quien ahora representa la mejor opción para gobernar Yucatán.
Y finalmente, la decisión de Ramírez Marín, como aquella de Lebron cuando se fue a Miami, será para beneficio de todos. Hoy quienes le llaman traidor son los mismos serviles de siempre.
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