Los precios de las acciones tuvieron el martes su peor jornada en más de dos años, con pérdidas de más de 1.250 puntos para el promedio industrial Dow Jones, luego de que Wall Street cayera en la cuenta de que la inflación no está desacelerando como esperaba.
El S&P 500 cayó 4,3%, su mayor declive desde junio de 2020. El Dow cedió 3,9% y el compuesto Nasdaq cerró con una pérdida del 5,2%. El desplome puso fin a una racha de cuatro días al alza en los principales indicadores.
Los precios de los bonos también sufrieron una caída significativa, elevando los rendimientos, después de que un reporte mostró que la inflación desaceleró únicamente a 8,3% en agosto, en lugar del 8,1% que preveían los economistas.
La inflación más alta de lo previsto ha obligado a los corredores de bolsa a prepararse para que la Fed eleve aún más su tasa de interés a fin de combatir la inflación, con todos los riesgos para la economía que esto supone. El temor a una tasa más elevada hizo caer los precios en todos los sectores, desde el oro y las criptomonedas hasta el crudo.
“En este momento no nos preocupa tanto el trayecto como el destino”, dijo Brian Jacobsen, estratega de inversiones en Allspring Global Investments. “Si la Fed quiere elevar y mantener, la pregunta es hasta qué nivel”.
El S&P 500 cedió 177,72 unidades y se estableció en 3.932,69. El desplome no alcanzó a eliminar por completo sus ganancias de los últimos cuatro días. El indicador acumula pérdidas del 17,5% en lo que va del año.
El Dow Jones cayó 1.276,37 puntos y cerró en 31.104,97, mientras que el Nasdaq se desplomó 632,84 enteros hasta ubicarse en 11.633,57.
Todos las emisoras del S&P 500 cayeron, excepto seis. Las empresas tecnológicas y otras de alto crecimiento cayeron más que el resto del mercado porque se considera que son las que más riesgo corren con la subida de las tasas.
La mayor parte de Wall Street inició el día pensando que la Fed elevaría su tasa a corto plazo por tres cuartos de punto porcentual durante su reunión de la próxima semana. Pero esperaban que la inflación se encontrara ya en camino a la normalidad después de alcanzar su punto más alto en junio pasado, con 9,1%.
La idea era que esa desaceleración le permitiera a la Fed reducir el tamaño de sus aumentos en las tasas de interés este año y posiblemente mantenerlas estables en los primeros meses de 2023.
El rendimiento del bono del Tesoro a 10 años, el cual ayuda a dictar el rumbo de las hipotecas y las tasas de otros créditos, subió de 3,36% a 3,42%.
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