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Editor JEHC

Asume la presidenta de Honduras en medio de incertidumbre


Xiomara Castro prestó juramento como la primera mujer presidenta de Honduras, con grandes expectativas de provocar cambios en un país turbulento y en medio de la incertidumbre causada por una crisis legislativa que podría restarle el apoyo que necesita.

Unas elecciones realizadas sin incidentes y un amplio margen de votos el 28 de noviembre provocaron alivio, pero los tejemanejes políticos en las semanas previas a la juramentación han alterado las perspectivas y desviado la atención de lo que debería ser un nuevo comienzo esperanzado después de los dos períodos del presidente Juan Orlando Hernández.

En las jornadas en las que Castro debía presentar a los miembros de su gabinete, Honduras ha estado sumida en una disputa acerca de quién presidirá el Congreso. Se han formado dos equipos de dirección legislativa —ninguno de los cuales es legítimo, según los expertos— y su enfrentamiento amenaza con paralizar el Congreso cuando Castro necesita poner manos a la obra para resolver problemas.

Los legisladores del partido de Castro, Libertad y Refundación, respaldaron a uno de los suyos para presidir el poder legislativo en lugar de apoyar al elegido por la presidenta, acordado con su vicepresidente a cambio del apoyo del partido de éste. Ninguno de los grupos cedió, lo que llevó a la celebración simultánea de dos sesiones legislativas el martes.

Luis Ruiz, un hombre que vende fruta cerca del Congreso y que es partidario de Castro, dijo que el desacuerdo político amenazaba con dividir el país. “Ella (Castro) tiene que resolver esta situación a través del diálogo”, dijo, pues “no se ha sentado en el poder y ya está teniendo problemas. Ella debe mostrar su liderazgo”.

El desempleo, la violencia persistente, la corrupción, así como problemas con la salud pública y la educación son solamente algunos de los retos que aguardan a Castro.

El gobierno de Estados Unidos, al ver la oportunidad de ganar un aliado en una región con pocos amigos, ha respaldado firmemente a Castro y ha dicho que está listo para brindarle su apoyo. En una posible señal de tensiones en la región, los presidentes de los vecinos El Salvador, Guatemala y Nicaragua no estaban programados para asistir a la juramentación de la nueva líder de izquierda.

La vicepresidenta estadouniense Kamala Harris, a quien se le asignó la tarea de encontrar formas de abordar las causas profundas de la migración centroamericana, encabeza la delegación de su país en la ceremonia que tiene lugar en un estadio de fútbol repleto.

Washington ve áreas de cooperación en los planes prioritarios de Castro de combatir la corrupción y aumentar las oportunidades económicas en su país, dos áreas que podrían afectar las decisiones de los hondureños sobre si quedarse o tratar de emigrar a Estados Unidos.

“Honduras ha sido un socio muy difícil para los Estados Unidos, especialmente durante la administración de Juan Orlando Hernández por una serie de razones, incluido el torbellino constante de actividades ilegales en torno a él y su familia”, señaló Jason Marczak, director senior del Centro para América Latina Adrienne Arsht del Atlantic Council.

Castro ha dicho que planea invitar formalmente a las Naciones Unidas a establecer una misión anticorrupción en Honduras.

Harris tenía previsto reunirse en privado con Castro poco después de su investidura. Castro y Harris hablaron por teléfono el 10 de diciembre.

En una llamada con periodistas el miércoles, altos funcionarios de la administración de Joe Biden dijeron que Harris esperaba ampliar esa conversación para buscar formas de profundizar la relación bilateral.

Castro, de 62 años, asistió a un acto religoso antes de prestar juramento. Ella fue la primera dama durante la presidencia de su esposo, Manuel Zelaya, que fue interrumpida por un golpe militar en 2009.

El jueves, sólo unas horas antes de su toma de posesión, Castro anunció los seleccionados para su gabinete a través de Twitter, entre los que hay dos mujeres de los 16 puestos anunciados. Su hijo Héctor Zelaya será su secretario privado y el sobrino de Manuel Zelaya, José Manuel Zelaya, es su elección para secretario de Defensa.

Carlos Hernández, de 48 años de edad, dijo que es el momento para un cambio de rumbo en el país.

“Esto es ahora o nunca”, declaró el hondureño, quien llegó con su familia hasta el Estadio Nacional para respaldar la toma de posesión de la nueva líder. "Esto lo hago por convicción, queremos que nuestra presidenta no nos vaya a fallar”.

“Yo nunca había votado, pero los nacionalistas me pusieron hasta la coronilla”, agregó el hombre en alusión al Partido Nacional, de Hernández, en el poder en los dos últimos cuatrienios.

Francis Edgardo Martínez, de 51 años, opinó que la presidenta debe rodearse de un equipo idóneo de colaboradores. “Lo que urge es levantar al país, sanear las finanzas. Sabemos que el país quedó completamente saqueado y lo que necesitamos es recuperar la economía y luego con urgencia crear fuentes de empleo", afirmó.

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