Corea del Sur empezó a aplicar el miércoles nuevas medidas de respuesta al COVID-19, incluyendo la reducción de las cuarentena y la ampliación de las pruebas rápidas de detección, mientras su conteo diario de nuevos casos subió casi un 50% con respecto a la víspera.
Las 13.012 nuevas infecciones reportadas el miércoles fueron 4.400 más que el anterior récord diario, de 8.571, establecido el martes. Además, subraya la velocidad de la transmisión con la variante ómicron, más contagiosa que las anteriores, que es la predominante en el país desde la semana pasada.
Las autoridades surcoreanas dijeron que sus primeros análisis sugieren que ómicron se propaga más de dos veces más rápido que delta, que hizo repuntar las hospitalizaciones y decesos en el país durante la devastadora ola invernal, pero que también es menos probable que cause cuadros graves de COVID-19 y muertes.
El país tiene además una tasa de vacunación alta: más del 85% de sus más de 51 millones de habitantes tienen la pauta completa, y más del 50% ha recibido la dosis de refuerzo.
Pese a esto, preocupa que una rápida explosión de los casos pueda desbordar los hospitales y causar alteraciones en oficinas y en los servicios esenciales por el elevado número de personas que podría quedar en cuarentena.
A partir del miércoles, la gente que arroje positivo al virus tras haber completado la pauta de vacunación tendrá guardar cuarentena por siete días, frente a los 10 actuales. Y las personas con todas las dosis de las vacunas que estén en contacto estrecho con un positivo no tendrán que aislarse, aunque deberán reportar su estado a diario a las autoridades antes de someterse a un test en el plazo de seis o siete días.
Las autoridades planean además tratar un gran número de casos leves o moderados en casa y reformular el sistema de pruebas de detección, hasta ahora centrado en las PCR, que quedarán reservadas en su mayoría para los mayores de 60 años y personas con condiciones médicas previas. Al resto de la población se le pedirá que use primero los test rápidos de antígenos que estarán disponibles en oficinas de salud pública, puestos de pruebas y farmacias, y que esperen a la PCR cuando éstos sean positivos.
La nueva política de tests se implementó en tres ciudades próximas a la capital, Seúl, y en la provincia sureña de Jeolla del Sur el miércoles, y las autoridades tienen pensado aplicar los cambios a nivel nacional a principios de febrero.
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