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Editor JEHC

Sequía puede dejar a los italianos sin risotto


La peor sequía que enfrenta Italia en 70 años se está haciendo sentir en los arrozales del valle del río Po, comprometiendo la cosecha del arroz Arborio usado en el risotto.

El río más grande de Italia se está transformando en una larga faja arenosa por la falta de lluvias, privando a las llanuras que producen arroz en Lomellina --entre el Po y los Alpes-- del agua necesaria para inundar los arrozales.

“Normalmente, estos campos deben tener entre dos y cinco centímetros (0,8 a dos pulgadas) de agua, pero hoy son playas arenosas”, expresó el agricultor Giovanni Daghetta mientras caminaba por un arrozal moribundo en las afueras de la ciudad de Mortara.

Los agricultores de esta región producen desde hace siglos el famoso arroz Arborio, el grano grande de esta región que absorbe los sabores del risotto.


Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, una sequía es lo peor que le puede pasar a los arrozales, especialmente en sus primeras etapas de crecimiento. Olas de calor como las que han estado azotando Italia, con temperaturas de hasta 40 grados Celsius (104 Fehrenheit) pueden reducir significativamente una cosecha.

“Este arrozal no es irrigado desde hace dos semanas y el 90% de las plantas se han secado totalmente”, se lamentó Daghetta. “El 10% que queda tiene un poco de verde pero necesita ser sumergido en agua urgentemente, en dos o tres días a lo sumo”.

Daghetta tiene pocas esperanzas de salvar el arroz restante ya que se pronostican más días secos.

La escasez de lluvias hizo que los gobernadores de varias regiones de Italia declarasen un estado de emergencia para conservar agua y coordinar su uso.

El nivel de las aguas de las principales fuentes de ese recurso en esta zona, los ríos Po y Dora Baltea, tienen un nivel ocho veces más bajo que el normal, de acuerdo con la asociación de irrigación West Sesia, que regula la distribución del agua mediante una red de canales que cruzan los arrozales.

“El Po debe suministrar 160.000 litros (42.270 galones) de agua por segundo. Actualmente, sin embargo, recibimos entre 30.000 y 60.000 litros por segundo”, dijo Stefano Bondesa, presidente de la asociación West Sesia.

Como consecuencia de la escasez de agua, Bondesa tuvo que tomar algunas decisiones muy impopulares, como la suspensión de la irrigación de los álamos, los frutales y las segundas cosechas, para dar prioridad al arroz.

Empiezan a aflorar tensiones entre las regiones río arriba y río abajo y entre las plantas hidroeléctricas y los agricultores, que se disputan el mismo recurso. Se temen conflictos más graves si la lluvia no llena pronto los embalses hoy vacíos.

Incluso la ciudad más rica de Italia, Milán, está sintiendo los efectos de la sequía. El alcalde dispuso el sábado que se cierren los grifos de las fuentes decorativas para ahorrar agua.

El arzobispo de Milán, Mario Delpini, hizo el sábado un peregrinaje y pidió en sus oraciones “el don de la lluvia”. El religioso visitó tres iglesias que sirven comunidades agrícolas en los alrededores de Milán. Rezó el rosario y empleó agua bendita al bendecir un arrozal frente a la iglesia de San Martino Olearo di Mediglia.

Pareció que la plegaria fue escuchada, al menos parcialmente, el martes, en que hubo varias lluvias aisladas en Milán y partes del norte de Italia.

Pero la situación sigue empeorando en la mayor parte de la región. Entre los ríos Po y Ticino surgió una faja de arena que se llenó de gente que fue a tomar el sol.

Pietro Mercanti, quien dice que está frecuentando el lecho arenoso del río con su pareja, está pendiente del nivel cada vez más bajo de las aguas.

“El domingo pasado clavamos unos palos para medir el nivel de las aguas”, expresó. Al regresar una semana después, vio que había bajado otros 26 pasos.

La sequía de Italia hace peligrar una producción agrícola de 3.000 millones de euros (3.100 millones de dólares), según una asociación agrícola. La confederación de productores agrícolas calcula que se ha perdido entre el 30% y el 40% de la cosechade esta temporada.

A la escasez de agua y las temperaturas inusualmente altas se suma el hecho de que Italia tiene una infraestructura que desperdicia mucha agua. El organismo del gobierno que lleva estadísticas estima que se desperdicia el 42% del agua potable, en buena medida porque las cañerías son viejas y no están bien mantenidas.

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